sábado, 6 de marzo de 2021

PERLAS PRECIOSAS

 ¿Por qué Me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que Yo digo? Lucas 6:46

Quien es de Dios, no es de Él porque Lo llama Señor, sino porque obedece Su Palabra.

 El que es de Dios, las palabras de Dios oyen; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. Juan 8:4

Llamar a Jesús, a Dios, “Señor” no es un acto de magia. No actúa como un encantamiento. Como nos recuerda el propio Jesús “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

Llamar a Jesús “Señor” no te va a librar de ninguna dificultad, ni va a hacer que tus oraciones tengan más efectividad.

¿Recuerdas el Padre nuestro? Se llama así porque comienza con esas palabras, y es curioso que ese es el único sustantivo que hace referencia directa a Dios. No hay “repeticiones vanas”. No hay adulación hacia Dios. No hay lenguaje ampuloso ni exagerado. Simplemente humildad, reconocimiento del poder de Dios y confianza en Él. ¿O es que piensas que necesitas adular a Dios para que Él te haga caso?

No es al adulador al que escucha Dios, sino que, como nos recuerda el Salmista: “Cercano está El Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18).  Y añade: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17)

El que es de Dios, las palabras de Dios oyen; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. Juan 8:4

VAMOS A MEDITAR EN ESTO…

DIOS LES BENDIGA PERLAS PRECIOSAS 🙏🌸

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