La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva (Juan 4:9-10).
Por esta razón,
este pasaje bíblico nos muestra la humanidad del Señor Jesús, pero también el
interés que tenía por las almas. Sin importar la raza, posición social o los
pecados que había cometido, El Señor mostró interés por esta mujer,
explicándole por medio de una parábola que Él podía darle esa agua espiritual
que saciaría la sed de su alma.
Respondió Jesús y
le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo
le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan
4:13-14).
Por tanto, de la
misma manera que el cuerpo nos pide beber agua cuando tenemos sed, el alma
también necesita saciar la sed espiritual. Pero cuando esto ocurre, generalmente
las mujeres buscan saciar esta sed en cosas equivocadas. Algunas lo hacen con
placer sexual, otras lo buscan en el dinero, el alcohol, las drogas o incluso
en otras personas.
Vamos a meditar
en este mensaje muy importante.
Dios les bendiga 🙏
PERLAS PRECIOSAS 🌷
Liliana de Senseve
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